A casi siete meses de tu partida, en unos días de reflexión se acerca la semana santa y como cada día los recuerdos se me vienen a la mente y las lagrimas nublan mis ojos, y el corazón siento que se me estruja al sentir este gran vacío, esta impotencia de no poder abrazarte, por que ya no estas mas en este mundo, mi viejita adorada.
Nací contigo, crecí contigo, y desde hace seis meses y 16 días Dios eligió llevarte a su lado y supongo que por alguna razón aun sigo en este mundo, sera si tiene planeado algo para mi como siempre lo imagine o quizá la simple ley de la vida aun debo seguir hasta el momento de mi culminación vital, pero yo sé que en el camino recorrido juntas, he obtenido de ti todo el cariño, amor y el saber de una vida que tu me has transmitido.
Ahora ya no estás junto a mi, pero aquellos buenos y malos momentos seguirán entre nosotras, nuestras infinitas conversaciones, tus regaños, aquellos sabios consejos, mis inquietudes, mis tristezas y mis pequeñas enfermedades siempre pasadas junto a ti.
¡Cuánto deseo que estés acá, que me mimes y me cuides de esa manera tan especial...con la que siempre lo hacías mi Milda! sé que es imposible que de alguna manera me abrazas y me cuidas como siempre lo hacías por eso cada vez que miro el cielo me imagino que tu debes también estar observándome y regalándome una sonrisa y dando ánimos como siempre mi mamita.
He comprendió que llego el descanso, MAMI MILDA, y aunque no estás día tras día a mi lado, yo sé que en un lugar u otro, estás con ellos, con los ángeles, donde la paz y el amor llenarán tu corazón. Esa misma plenitud que tu percibas, será la fuerza que sentiré para seguir adelante.
Fuiste, eres y serás un orgullo para mí y de tal modo, en el transcurso de mi vida, haré que tú lo estés de mi.
Gracias por ser mi madre, mi mejor amiga, y hoy por ser mi angelito. ¡te amo mi Milda...! hasta siempre
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